Kodo Sawaki


Kōdō Sawaki (Japonés: 澤木興道, Sawaki Kōdō) (Tsu, 16 de junio de 1880 – Kioto, 21 de diciembre de 1965) fue un monje budista zen japonés.

Considerado por algunos como el maestro zen más importante del siglo XX.

Kôdô Sawaki nació en una familia de siete hermanos, acomodada y feliz, cerca de Ise Shrine, el 16 de junio de 1880. Su nombre es Tsaikichi. Cuando tenía cinco años, su madre murió y, a la edad de ocho años, perdió a su padre. Fue adoptado por un amigo de su tío, que falleció mientras tanto, Sawaki Bunchiki. Jugador profesional, este último era un hombre débil y holgazán que no creía más que en “el tabaco y el sexo”, y que había tenido once mujeres. La de aquel momento era una prostituta que sufría crisis de histeria.

A los trece años, Tsaikichi tuvo que trabajar para comer y en este turbio barrio, se convirtió en el encargado de supervisar los saldos de los jugadores.Tras asistir a la muerte de un hombre de avanzada edad en un burdel, tomó brutalmente conciencia de que no deseaba acabar su vida de una manera tan deshonrosa. Este incidente le llevó hacia la vía del budismo. Cogió terror a su manera de vivir. Conoció a los Morita Soshichi, personas honestas y puras que habían recibido una gran educación y la ayuda que recibió de esta familia fue una ventana abierta a la verdad. Empezó a frecuentar un templo shinshu y, cuando estaba tentado de hacerse monje para escapar de su familia, un sacerdote shinshu le aconsejó que se orientase mejor hacia el zen. En 1896, salió hacia Eihei-ji.

Una vez allí, las dificultades comenzaron porque, siendo un desconocido, no pudo hacerse monje y tuvo que aceptar una plaza como sirviente, lo que le permitió, a pesar de todo, aprender a hacer zazen. Al final en 1897, con Sawada Koho Oshô, en el templo de Kyûshû, recibió tokudo (la ordenación) y se hizo monje con el nombre de Kôdô. Se quedó con este maestro dos años.Más tarde, conoció a otro maestro en la persona de Fueoka Sunum Oshô. Éste le enseñó la manera justa: no buscar el satori ni ninguna otra cosa. Simplemente sentarse en zazen. Esta relación maestro-discíplulo duró un año, y fue interrumpida por su incorporación al ejército, en 1900. En 1904, durante la guerra ruso-japonesa, fue enviado con la infantería al frente chino donde fue herido gravemente. Volvió entonces a Japón para recibir cuidados médicos y pasar la convalecencia. En 1905, fue reenviado a China hasta el final de la guerra.

En 1908, a los veintinueve años, entró en la escuela de Horyu-ji en Nara e hizo allí estudios de filosofía, sin descuidar nunca zazen ni el Shôbôgenzô. En 1912, se convirtió en el primer asistente del dojo, tantô, de Yôsen-ji. Siguió un periodo de soledad concentrada en la práctica de zazen, en un pequeño templo en la provincia de Nara. En 1916, abandonó este retiro para convertirse en lector, kôshi, en Daiji-ji Sôdô. Después, en 1922, dejó Daiji-ji para vivir en casa de un amigo.En 1923, comenzó a viajar por el Japón para dar conferencias y dirigir sesshin. En 1935, llegó a ser profesor de la universidad de Komasawa, en la que dió conferencias sobre la literatura zen, y dirigió allí la práctica de zazen, después godo de Soji-ji. Es en este momento (en 1936) en el que Yasuo Deshimaru se convirtió en su dsicípulo. Hasta antes de la guerra, en 1940, Kôdô Sawaki dirigió también un gran templo en la montaña, el Tengyô Zen-en. 

Fue después de la guerra cuando llegó a ser particularmente célebre en Japón organizando sesshin y campos de verano en diversos lugares. Enseñaba tanto a laicos como a monjes, daba conferencias tanto en las universidades como en las prisiones y participó en la fundación de numerosos dojos. Le apodaban ” Kôdô sin morada ” porque rechazó instalarse en un templo y viajaba siempre solo. Trajo entonces, un soplo de aire freso al zen moribundo reintroduciendo la práctica universal de zazen. Durante todo este periodo, el Maestro Deshimaru le siguió a todas partes y Kôdô Sawaki le transmitió la esencia del budismo.

En 1963, a los ochenta y seis años, cayó gravemente enfermo y se retiró a Antai-ji (templo que él había transformado en un lugar de práctica pura). Desde su cama, pasaba largos ratos mirando el monte Takagamine y tres días antes de su muerte, dijo a una monja:

” ¡Mira! La naturaleza es magnífica. Comprendo los problemas de los hombres. Nunca en toda mi vida, he conocido una persona a la que hubiese podido someterme y a la que hubiese podido admirar. Pero este monte Takagamine me mira siempre desde lo alto diciendo: “Kôdô, Kôdô.”

Estas fueron sus últimas palabras.